En manos del destino

Había chica nueva en la entrada. Una latina guapísima de labios gruesos, ojos rasgados y esas ojeras  decadentes tan morbosas. Toda embutida en cuero negro, alta y con un tipazo de locura. Muy agradable en el trato. Me encantó.

Al salir del vestuario,  una chica muy pizpireta y habladora hablaba con los chicos para que pusieran el baño turco que quería ir. -Si no lo conecto yo, le decía a otros, que yo ya se después de tantos años.

Me di un garbeo por las salas de abajo. En la piscina grande unas parejas y en el jacuzzi otra. Me fui al jacuzzi. Le pregunté a la pareja si les importaba que encendiera los chorros.

-En absoluto, contestó ella.

Pero de inmediato se fueron al rincón y me dieron la espalda. Bueno, ella me dió la espalda. Y buenas espaldas tenía. Con los brazos tatuados y melenita negra cortita a lo Cleopatra. Así estuvieron casi toda la noche. Allí les dejé y me fui a secarme a la sauna.

Allí estaba la pizpireta y otros chicos y entró la jovencita que creo que ya te hablé de ella. La que cuenta su vida muy natural. Y te enteras de cuantos se ha follado. Me parto con ella. Es única. Pues entró diciendo. -Uy cuánta leche!!! No he parado de sacar leche hoy. Vengo del cuarto oscuro y me empezaron a apretar las tetas (y yo ya pensando que le salia leche de las tetas)

Pero no. Era que ella se puso a ordeñar a todos los que se le pegaban y venga a correrse todos en sus tetas. Como si fuera contagioso. No se podían dominar.

Yo me partía. Uno dijo allí que a más de uno de ahí le había sacado la leche. Y otro que podía seguir sacando ya puestos. Escena surrealista total. Jajajaja.

Pues a este que lo dijo le cogió del brazo y le dijo. Tú espera un rato que tengo que hablar con mi amigo y luego nos vemos.

Nosotros también salimos. Ya hacía mucho calor. Di otra vuelta por abajo y arriba, ya había más animación.

Alguna pareja. Alguna chica con chicos alrededor. Me fui a  la piscina a darme unos chorros en la espalda. Una pareja madura, muy madura pero elegante se abrazaban y acariciaban enfrente.Pero muy ensimismados en ese momento. 

En un momento vi pasar fugazmente una pareja nueva. Más joven que las otras. Ella alta, delgada. 

En Divernis suele pasar que pierdes a la gente. La ves y luego te vuelves loco para volver a encontrarlos. Tanto pasillo tanta salita, tanto recoveco. Pues total que les perdí la pista. Ella me atraía. Si aire de vecina de al lado.

Después de mis chorros me fui a calentar al baño turco. Al abrir me dio el susto. Habia una melé en medio. Un chico de espaldas y a su lado sobándole la sacaleches y la pizpireta. 

Otros dos chicos se masturbaban. 

Me puse a su lado y vi como le masturbaban el pollón mientras le hablaban en inglés: 

-You are now with two real spanish sluts. You want to try us? We are the real thing. En castellano se dijeron al oído -Vamos a hacerle cerdadas al guiri este. 

Y se agacharon las dos empezando a comerle el pollón a duo cada una por un lado. Con mucho ruido y mucha garganta profunda, mucho gagging  y mucha saliva. Cerdadas de verdad.

-Do you wanna cum? Decía. Gimme your cum. Muy porno la niña en su papel. Tenía experiencia en guiris por lo que vi. 

Acabo el guiri corriéndose en las tetas de la sacaleches pero esta vez la que la sacó fue la pizpireta. 

Volví a la piscina a refrescarme después de los calores.

Ya había más parejas. Luego aparecieron las fuñigadoras también y un abuelo con una trans de cara guapa. Vinieron la pareja de la rubia de nosedonde y por fin apareció la delgada morena de cola de caballo. Su pareja se puso bajo uno de los chorros y empezó a salpicar mucho.

Yo con la excusa crucé la piscina hacia donde estaba ella. -Me voy que me ahoga, bromeé.

Me coloque justo en la esquina de la piscina. Entre la pareja de la rubia y la de la cola de caballo. Justo encajado. Era mi sitio. No cabía nadie más. 

La rubia y su pareja muy acaramelados. Creo que la tenía dentro aunque no se pueda. La otra pareja, la mía, hablaban de la turbidez del agua al oído. Empezamos a bromear sobre ello. Ella decía que cerraba las piernas bien por si acaso. Que si había muchos espermatozoides, que si salias plastificada, etc. Yo -Calla, calla. Entre risas y roces. 

Yo dije de ir a  beber algo y darse una ducha a ver si me seguían. Ya nos estábamos arrugando. 

Pero no. Subí a por un agua, bajé de nuevo y me metí en la sauna por el frío. Estaban la pareja de la rubia platino. Ella pajeándole a él.

Yo me quedé de pie frente a ellos. Me quite la toalla y comencé a acariciarme. Ella me invitó a sentarme a su lado. Nos tomo a los dos a la vez en sus manos y comenzó a masturbarnos suave, candenciosa, perfecta, con arte y sabiduría.

Sabía cómo hacerlo. Qué manos delicadas y expertas! Así modeló dos buenos pollones.

Yo me incline a lamer sus pezones de jovencita. Anoche era la noche de los pechos pequeños. Llevé mi mano a su coño rasurado y empecé a masturbarle con la misma cadencia y meticulosidad que ella a nosotros.

Pronto los gemidos y los espasmos invadieron la sauna. 

Ella intentó sentarse a horcajadas sobre él pero era difícil en esas bancadas tan estrechas. Desistieron y salieron de la sauna dirigiéndose a una cabina. Yo me di una vuelta buscando a mi pareja favorita. Los había perdido de nuevo.

Pues que me fui al baño turco y allí estaban. De pie en un lado. Al otro lado una pareja madura haciendo cochinadas. 

Me senté equidistante. Me abrí la toalla y empecé a tocarme. Ella estaba muy modosita. No hacía nada. Tapada bien con la toalla. Su chico abrazándola por detrás. Miraban a la otra pareja.

Yo le miraba ella. La otra escena no me interesaba. Ella lanzaba miradas furtivas. Entraron dos chicos. Se sentaron al lado de la pareja que follaba. Pronto se unieron a ellos. Ya se oían ruidos de coño jugoso. De dedos mojados, gemidos guturales. 

Mi amiga petrificada. No movía un músculo. Miraba solo. Y de vez en cuando una mirada de reojo a mí. Yo seguía mirándola y masturbándome. 

Pronto se acabó la escena y se diluyó al instante. Ellos salieron, los otros también. Yo esperé un rato, no quería que pareciera que les perseguía. No tan descarado por lo menos.

Oí gemidos en el hamman. Pasé. En el tatami un chico comiéndole el coño a una mujer grande. Otro chico con un pollón frotandoselo en la planta del pie de la chica y Mi pareja absortos, pegados a la pared mirando. Igual que antes. sin moverse, solo miraban.

Otra vez aquí sonidos de fluidos agitados. Nos excitaba a todos. No hay sonido más placentero. 

Yo venía desnudo. con la toalla al hombro y media erección todavía puesta. Todos miraban abajo, al tatami, yo miraba detrás, donde estaba ella. 

Al principio ni nos miraba. Si se le caía la toalla y enseñaba un pecho se tapaba raudo. La vista baja en la pareja de abajo o en el infinito. Tal vez concentrada en el los sonidos licuantes.

Poco a poco fue entrando en calor. Su chico hacía mucho por detrás y por delante  con sus manos. Y ya empezó a suspirar y a gemir.

Si se caía la toalla dejando su pezoncillo tierno al aire ya no importaba. O no se daba cuenta.

Yo seguía buscando su mirada. Si la apartaba al volver a mirar me daba cuenta que la suya venía o de nuestros falos o de buscar nuestras miradas. 

Otro chico se acercó y se puso a mi izquierda. 

Los tres nos fuimos acercando. Ella ya abrió un poco los ojos, miradas furtivas pero más  descaradas a nuestras vergas enhiestas. A nuestras miradas de lujuria. Yo me recreaba en la suya. Como iba cambiando de sorpresa a lascivia y morbo.

Estábamos al alcance de su mano pero no se atrevía. Solo deslizaba su mano por el antebrazo de su hombre, Como si lo masturbara. Como si fuera una de nuestras pollas duras. 

Se dio la vuelta, abrazó a su hombre, le besó y fue bajando por su pecho. Cayeron sus toallas, se acuclilló y comenzó a comerle su buen falo. 

Fue él el que le cogió la mano y la puso en el pollón del que estaba a mi derecha.

Ella comenzó a gemir ya desatada. Los dedos de su chico por detrás la licuaban, podía oírse perfectamente. Para sujetarse se agarró a la otra polla del que estaba a mi izquierda.

Y ahí estaba ya, con dos pollones en sus manos pajeándolos.  El pollón de su hombre ya le penetraba por detrás.

Yo frente a ella. Ella me miró como diciendo, no tengo más manos! Yo levanté mi polla ofreciendosela cerca de la boca. En una embestida de su hombre, sus labios tocaron mi capullo. Así estuvo durante varias embestidas sin atreverse a abrir la boca, apoyando su cabeza en mi pecho.

Su chico decía por detrás: Sácales la leche!  Venga, déjalos secos! Ella apretó sus dedos y aceleró las manos. El de mi derecha empezó a gemir. -Me voy a correr!  decía. 

Nos apartamos y empezó a soltar chorros en las tetas pequeñas de ella y en el suelo. Gruesos goterones de macho joven y polla gorda. 

Este se retiró y se tumbó en el tatami al lado de la pareja que seguían a lo suyo. El otro se puso a mi derecha. Luego supe por qué.

Yo pasé a la izquierda,  así ella ya pudo agarrar mi polla. Con la derecha toda llena de leche empezó a masturbar duro al otro que quedaba. Me dio mucho morbo la escena.

Su derecha era débil.  Ahora se porque el otro se cambió. Posiblemente era zurda. No estaba nada diestra con esa mano o posiblemente cansada aunque al otro lo agitaba bien. 

Este intentó tocarle las tetas. Ella le rehusó. No quería que le tocaran. Solo tocar ella. Aceleró el pulso e hizo que  también se viniera en su mano todavía llena de lefa del otro chico y en sus pechos.

Al oírlo su macho descargó bien dentro de ella entre gruñidos y jadeos. Solo quedaba yo.

El grupo se deshizo. Ella me miró como con pena. Como si me hubiese fallado. -No te preocupes por mí, le dije. -Pero no te has corrido, contestó. Te has quedado a medias.

Ella me agarraba la polla como queriendo seguir pero su hombre ya se iba y ella detrás.

-Que no! En serio. Gracias por este momento le susurré mientras besaba su mejilla y agarraba su nalga al pasar junto a mí. A mí sí me dejo  tocarla. -Cuando llegue a casa ya sabes a quién irá dedicado mi pajote, terminé.

Ella sonrió y desapareció hacia los vestuarios.

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